Alguna vez se ha
preguntado qué sería tener una vida espiritual? Será lo mismo que una vida
religiosa? Como podría usted llevar una vida espiritual? Existe algún beneficio
en practicarla? Será posible alcanzar la paz en medio del caos que se vive hoy
en día? Preguntas como estas serán aclaradas en lo adelante.
Hay
un rasgo muy distintivo en la sociedad actual y es que se ve marcada cada vez
más por el materialismo y el consumismo acelerado, nos vemos impulsados constantemente por deseos, al parecer insaciables, de poder y
posesiones. Pero luego que conseguimos lo que queremos, nos damos cuenta de que
estos vanos esfuerzos nos alejan más y más de la paz interior y de la felicidad.
Aunque los bienes materiales que nos rodean sean placenteros, hoy en día mucha
gente experimenta insatisfacción, miedo, ansiedad e inseguridad. Al parecer,
algo nos hace falta internamente.
Y
ese algo es la espiritualidad humana en su sentido propio. Tenemos que entender
que somos seres espirituales dentro de un cuerpo físico y por tanto, no podemos
satisfacer nuestras necesidades tan sólo por medios materiales. Claro está que nuestro
confort físico requiere de bienes, pero éstos por sí mismos no pueden
proporcionar satisfacción mental y mucho
menos espiritual.
En
la actualidad, podemos notar claramente que la vida espiritual, desafortunadamente,
no constituye una prioridad. Vemos que en la mayoría de instituciones se promueve la práctica de
valores, pero en un sentido muy relativo, es
decir, como cada cual lo logre
interpretar, a su conveniencia, y vemos como se confunde la línea entre lo que
es un valor y un anti valor.
Pero
a qué se debe esto? Simplemente a que el ser humano ha olvidado de donde viene, ha olvidado quién es
realmente y se cree ser el centro del
universo, ignorando que es una partícula insignificante con relación a la
inmensidad de éste. El ser humano ha olvidado su relación con la fuente de toda
la creación y de sí mismo…Y esto es la espiritualidad, significa poder tener una relación directa con
el Creador, y esta relación trasciende el mismo estilo de vida de la persona.
No
importa que tan crítica haya sido tu situación, que triste haya sido tu vida,
automáticamente reconoces a la divinidad y empiezas a relacionarte con ella, tu
vida empieza a cambiar, es el comienzo de la mejor etapa de tu vida sin
importar que tan difíciles hayan sido las circunstancias que te hayan llevado a
poner tu atención en ella.
Ahora
bien dicho lo anterior, Que sería llevar una vida espiritual?
Mucha
gente tiende a confundir la vida espiritual con la vida religiosa. La palabra religión
tiene muchos significados; en particular, se refiere al trato con lo sagrado y
con los valores supremos de la vida. También se relaciona con las ceremonias,
rituales y formalidades. Por otra parte, el término espiritualidad se
refiere a la experiencia directa de lo sagrado, la relación con la divinidad
sin dogmas, es escuchar la voz interior que vive en ti, la voz de tu
conciencia. No puede haber religión sin
espiritualidad, y si lo hay entonces no es auténtica, pero si puede haber
espiritualidad sin religión.
La
vida espiritual no se trata de un simple ritual, o de dedicar unos minutos al día
a hacer una oración, o asistir una vez por semana a una reunión. La vida espiritual va mas allá…Será
acaso tener experiencias sobrenaturales, vivir retirado de la sociedad o tener
experiencias místicas? Tener contacto con seres superiores? Practicar la
meditación? Aunque esto puede formar
parte de ella, todavía es mucho más…
Acaso
no es también ser espiritual, ocuparse de mejorar como ser humano y aplicar en el
día a día lo que se va aprendiendo?, No será también tratar de mantener ese
estado que se consigue con la meditación durante el resto del tiempo; es decir,
vivir consciente del momento presente, tomado en cuenta que tenemos tres planos
que cuidar y alimentar: físico, mental y espiritual, recordando siempre que estamos en la materia
por alguna razón?
Crees
acaso que mientras trabajo o estudio, mientras comparto con mi familia,
mientras me dirijo hacia un lugar, en mi relación de pareja, como ciudadano, cuando
comparto con un amigo, conocido o desconocido no puedo llevar una vida
espiritual? Cuando sirvo a los demás? Esa es la verdadera vida espiritual,
tener esa conciencia plena y ese amor hacia cada ser de la creación en cada cosa que hago.
Es entender que formo parte de la divinidad, y por tanto en cada uno de mis
actos debo procurar que se sienta orgulloso de mí. Es llevar la espiritualidad
a cada acto de la vida cotidiana.
Ahora bien, sé que muchos de ustedes se estarán preguntando cómo podría
desarrollar mi vida espiritual si esto para mi es algo totalmente nuevo?
La
vida espiritual se desarrolla a medida que se practica, a medida que nos
hacemos consiente de quiénes somos y vamos aplicando lo aprendido en cada
detalle de nuestras vidas…muchas personas se pasan la vida teorizando sobre lo
religioso, pero, del dicho al hecho hay mucho trecho, por lo que la mayoría
viven una religiosidad vacía, sin
hechos, ni aplicación en la vida
cotidiana.
Simplemente se limitan a una simple ceremonia
sin ni siquiera estar presentes en cuerpo, mente y espíritu en ese momento. Sólo
cumplen con unos reglamentos momentáneos pero la mayor parte del tiempo alimentan
con más cantidad de energía todo lo demás. Y que sucede con esto? Que cada vez
que estoy atento a algo, que soy consciente de algo, lo alimento con la energía que mi mente dirige hacia allí.
Es por esto que si pensamos un rato en
Dios, pero, después, durante las restantes
horas que duramos despiertos, estamos pensando y atentos a los deseos de nuestra
mente, a nuestras obligaciones, a la gente con quien tratamos, a la comida, a
los problemas económicos; en fin en lo que hice o haré y dejo de estar en el
momento presente, en definitiva estos aspectos son los que van adquiriendo un
carácter de realidad, de fuerza, en nuestras vidas, y no lo que llamamos mundo
espiritual o conciencia plena.
Esto
no quiere decir que necesariamente tenemos que dedicarnos a partir de ahora a
hacer una vida contemplativa, a entrar tal vez en un monasterio, porque de otro
modo no hay forma que uno pueda dedicarse a cultivar esa conciencia mental de
lo espiritual. No, afortunadamente hay otro medio para que podamos desarrollar
esa conciencia de lo espiritual y, en consecuencia, su fuerza en nuestra vida y
en nuestro interior.
Ese
modo consiste en que aprendamos en nuestra vida diaria a establecer esta
conexión directa con la Divinidad, es enfocar nuestra atención en él desde que
nos levantamos, de manera que seamos conscientes simultáneamente de lo
exterior y de lo interior. Es entender que soy parte la energía superior
creadora del universo, y asimismo todo
el que me rodea, y actuar conforme a
este entendimiento. Tatuar en nuestro pensamiento, sentimientos y acciones el
primer mandamiento de la ley de Dios que es: “amar a Dios sobre todas las cosas y amar a tu prójimo como a ti mismo”.
La
vida espiritual no se predica, se demuestra y un autentico ser espiritual lo
pone de manifiesto en cada una de sus acciones. Es por esto que no puedo decir que vivo en comunión
con la divinidad si abuso de mi poder, si
soy corrupto, si traiciono, si no cumplo como ciudadano, si soy orgulloso, si
siento odio en mi corazón, envidia, lujuria y demás… No puedo decir que soy un
ser espiritual si maltrato a mi prójimo porque en el otro también esta Dios.
No
puedo decir que soy un ser espiritual sino dedico tiempo para ser mejor, mejor
ser humano, sino me preocupo por mi evolución, sino dedico tiempo y
esfuerzo para cultivar mi relación con
la divinidad. Muchos dicen que Dios es lo más importante en sus vidas, pero
ante cualquier situación difícil o de gloria lo olvidan.
Las
prácticas espirituales tienen por objetivo final despertarnos; o sea, conocer
nuestro verdadero Yo y la relación de unidad que tenemos con lo sagrado. Pero
en ese proceso, las prácticas espirituales ofrecen muchos otros dones, beneficios
y grandes satisfacciones.
Con
una vida espiritual fructífera, constante, la persona logrará una armonía total
con su entorno y enriquecerá su existir
diario. La persona aprende a valorar cada segundo de su existencia y todo lo
que le rodea: ya sea su familia, sus
estudios, su trabajo, naturaleza, dones y algo sumamente importante es que
aprende a colocar cada cosa en su justa dimensión y darle la prioridad que en
verdad amerita, dando paso a una vida equilibrada. Además, mejorará enormemente
sus relaciones interpersonales y la vida de los demás, optando por el bien común.
Con
el paso del tiempo, las prácticas espirituales producen transformaciones
maravillosas en nuestros corazones, mentes y vidas. Al abrirse el corazón y
aclararse la mente, podemos ser cada vez testigos de sus más profundos beneficios.
Allí, en nuestro interior, encontramos al fin el descubrimiento más profundo, importante y significativo que es posible efectuar a cualquier ser humano. Dentro de nosotros encontramos nuestro yo más profundo, y nos damos cuenta de que no sólo somos más de lo que imaginábamos, sino más de lo que podemos imaginar. Nos vemos como la creación de lo sagrado, y sabemos entonces que estamos íntima y eternamente ligados a lo sagrado, que para siempre lo sagrado nos abraza y nos llena de gracia. Es ahí que descubrimos que el reino de Dios esta en cada uno de nosotros. Y Este descubrimiento, representa la meta más profunda y el más pleno florecimiento del desarrollo espiritual.
Allí, en nuestro interior, encontramos al fin el descubrimiento más profundo, importante y significativo que es posible efectuar a cualquier ser humano. Dentro de nosotros encontramos nuestro yo más profundo, y nos damos cuenta de que no sólo somos más de lo que imaginábamos, sino más de lo que podemos imaginar. Nos vemos como la creación de lo sagrado, y sabemos entonces que estamos íntima y eternamente ligados a lo sagrado, que para siempre lo sagrado nos abraza y nos llena de gracia. Es ahí que descubrimos que el reino de Dios esta en cada uno de nosotros. Y Este descubrimiento, representa la meta más profunda y el más pleno florecimiento del desarrollo espiritual.
Ahora bien, la pregunta que deberíamos hacernos cada
uno de nosotros es si queremos alcanzar realmente una vida espiritual y si ya
la estamos practicando preguntarnos si es una vida espiritual auténtica o
aparente?
La
razón de esta pregunta es porque muchas veces estamos en un camino ya sea espiritual y/o religioso, no
porque surgió en nosotros de un modo espontáneo y natural, sino por el hecho de que se nos ha inculcado a
través de las costumbres y la educación una serie de ideas que conllevan un
conjunto de obligaciones; por lo que
cabe entonces plantearse la pregunta de
hasta qué punto la persona es auténticamente espontánea, cuando trata de
abrirse hacia ese mundo espiritual, y hasta qué punto están actuando en ella
solamente los condicionamientos que la educación y la presión del exterior le
han inducido.
Porque
es evidente que si esta persona está actuando sólo en virtud de presiones y condicionamientos
externos, desde un punto de vista social porque sea interesante y hasta quizás
útil, o desde un punto de vista de evolución psicológica, no sirve para nada;
lo único que realmente sirve en el sentido de evolución, de crecimiento de la
persona, es lo que surge de dentro, del
espíritu, lo que es auténtico, lo que es inherente a la persona, lo que es
expresión espontánea de cada ser.
Y
es por esto que hacemos un llamado al interior de cada uno, y hacemos un
llamado no para que cuestionemos la vida
espiritual y/o religiosa en sí misma, sino la actitud de cada uno de nosotros hacia
ella. Son muchas las personas que están viviendo de un modo ficticio una vida
espiritual, y que, por lo tanto, no es una vida, sino una mera imitación, un
supuesto. Y lo cierto es que esas personas que muchas veces viven una vida
ficticia creen que están viviendo una vida sincera y auténtica. De ahí surge el
primer problema: ¿Cómo aprender a diferenciar cuándo la vida espiritual es
realmente algo que uno hace de veras, o cuándo es, simplemente, producto de lo
adquirido, de lo que ha venido de lo exterior?
Es algo que debe surgir de lo mas profundo de tu
espíritu, debe haber un amor genuino hacia el Absoluto y sobre todo estar
dispuesto a enfrentar todas las barrearas que te impidan la comunión con él.
Hay que entender que si el estímulo viene del
exterior, la persona puede lograr
cambios pero sólo temporales; mientras que si es la motivación es interna, la
vida espiritual le transforma. Si viene de una fuente externa o por
conveniencia, la vida religiosa le
aprisiona, mientras que si es auténtica, la vida espiritual le libera.
La vida espiritual autentica de una persona no
consiste tan sólo en su mejora personal o en una constante atención al alma,
sino en una respuesta, libre e incondicional al impulso y la llamada del Espíritu
Santo, sea cual sea el coste. Pues una vida espiritual es una vida en donde
todo lo que hacemos viene de nuestro centro, en donde estamos anclados a la
divinidad; una vida llena por el sentido de su realidad y una entrega al gran
movimiento de su voluntad.
Aprendamos del ejemplo de las células, que aunque
parezca lo suficiente extraño pero nuestro propio cuerpo puede enseñarnos todo
lo que necesitamos saber. Las células de nuestro cuerpo están ya haciendo lo que
necesitamos aprender. Mi cuerpo hace todo mejor, con más pasión y compromiso
que yo. Las células de mi cuerpo no tienen ningún problema con dar todo de sí
para participar en la vida. Unas cien
mil millones de ellas formaron el mismo acuerdo silencioso, que puede
describirse a través de cualidades que la persona más espiritual envidiaría
—pero que al mismo tiempo la persona más práctica las enviaría también. Estas
cualidades compartidas hablan elocuentemente de lo que una célula está de
acuerdo en lo que se debe y no se debe hacer para alcanzar el desarrollo y el
perfecto funcionamiento de nuestro organismo.
Para que nuestro cuerpo pueda funcionar armoniosamente, cada célula
aunque trabaja de forma independiente obedece a un objetivo común, no hace lo
que quiere, sino lo que es mejor para el organismo. Si cada célula por un momento hiciera lo que
quisiese o decidiera no hacer nada, causaría la muerte a nuestros cuerpos en fracciones
de segundos. Sin embargo que irónica es
la vida porque ese es nuestro principal comportamiento: Somos
egoístas y avarientos. Nos negamos a cooperar; nos
comportamos como si no hay un propósito mayor más importante que las demandas
de yo, mí, y el mío. En nuestra fragmentación y confusión
hemos estado ignorando el mismo modelo de una vida espiritual perfecta dentro
de nosotros.
La única forma de salir de
este mundo de ilusión, ignorancia y sufrimiento, locura, engaño y
desinformación, es a través de la autorrealización, el camino de la evolución y
de la trascendencia. Y esto sólo se
logra por medio de una vida espiritual al
cultivar una relación con el absoluto, porque sólo él puede destruir todos los
velos de la ignorancia. Para alguien que
entiende y se da cuenta de esta enseñanza esotérica, no hay necesidad de
cualquier otro conocimiento, ya que este es el camino hacia felicidad total, el
cumplimiento de los deseos y la libertad espiritual.
Aprende
a conocer al ser que vive en ti, cultiva tu espíritu, guíate por él. Recuerda
que no siempre es la multitud la poseedora de la verdad absoluta y no pienses
que haces un esfuerzo vano porque sólo eres una gota del mar, porque ten presente que el mar sería menos si
le faltase esa gota. Todos tenemos esa vocecita que nos dice que hacer en cada
momento de nuestras vidas, desarrollo tu relación con la voz de tu conciencia, convive
con ella, guíate de ella; ya que es la única vía de ser y de alcanzar el
desarrollo pleno en la vida.
Infinitas Bendiciones,
Voz de la Conciencia.
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