Sin lugar a
dudas, en estos últimos tiempos vemos que el mundo está cada vez más acelerado,
pero a esa misma velocidad, notamos cada día mas personas agotadas por un
consumismo elevado, carente de satisfacción a largo plazo .A esto se suma el
gran numero de relaciones marchitas, fracasos laborales, enfermedades,
angustias personales que van mermando las motivaciones del ser humano y se van acompañando
de pensamientos negativos que no hacen más que reforzar los resultados.
Pero independientemente
del “éxito” o “fracaso” social que pueda estar inmersa tu vida, esto no hace más que incrementar la sensación de
vacío existencial.
Por lo que las
personas se ven obligadas, luego de innumerables intentos fallidos en el mundo
exterior, a la introspección como último
recurso para lograr la resolución de sus conflictos emocionales y/o personales.
Pienso que en
este mundo nuestra misión es evolucionar, ya sea por las “buenas” o por las “malas”, y es
aquí donde la gran mayoría se encuentra ante a un camino de sanación interior
con múltiples direcciones, donde ninguna es mejor que otra, pero si hay una más
adecuada a las diferentes situaciones que puede enfrentar la persona.
Independientemente
de la alternativa que sea no hay duda que la base de cualquier camino
espiritual es el perdón y el amor. Pero estas simples palabras abarcan un sin número
de matices que para poder vivirlas a plenitud en nuestras vidas debemos atravesar
un camino lleno de curvas y obstáculos.
No podemos
perdonar sin antes haber experimentado el dolor de la traición, del maltrato,
la culpa, el resentimiento. No podemos amar incondicionalmente sin antes haber
experimentado lo que es el desamor, el odio, el miedo, el apego. No podemos vivir el presente plenamente sin
antes haber vivido la angustia por el futuro o las lamentaciones del pasado. No
podemos reconocer nuestra luz, sin antes haber abrazado nuestras sombras.
Y es por esto que estas alternativas de sanación,
nos proporcionan una ayuda hacia el encuentro con nuestra propia esencia
luminosa.
Existen un
sin número de alternativas, muchas ancestrales otras más recientes. Cada una
con sus particularidades, muchas de las cuales se complementan.
Hay seres que
simplemente asistiendo a una institución religiosa reciben una liberación
automática, otros requieren más tiempo…
Lo cierto es
que no importa el camino el camino que eliges, lo importante es hacia dónde te
diriges. Hay caminos más directos, otros curvilíneos, otros con altas colinas…
Cada uno se adecua a lo que necesitamos para aprender y liberarnos de las
ataduras que la mayoría de las veces son impuestas por nosotros mismos.
Dentro de las
técnicas de sanación tenemos la oración,
la meditación, el reiki, el yoga, tai- chi, chi-cun, ho-ponopono,
constelaciones familiares, psicoterapia, ETPS, biodecodificación y muchas más.
Hay tantas
herramientas como personas y conflictos
resolver, no existe una formula única, pero si existe una especial para cada
uno. Cada quien debe elegir lo que resuena con su alma.
Algo sumamente
importante es que todas estas técnicas deben ser una herramienta para llegar
hacia nosotros mismos, nunca convertirse en un fin. Todo tiene el valor que nosotros le queremos dar, por tanto nunca debes perder el
verdadero enfoque que es tu corazón, tu alma, conectar con la divinidad que hay
en ti. Una vela, una canción, una oración, si no se hace con el corazón, se convierte
en un ritual carente de sentido y puede provocar más infelicidad y confusión. .
No quiero
decir que los rituales sean malos, lo que quiero decir es que debemos centrarnos
en todo lo que hagamos. Un acto cotidiano puede ser sagrado y un acto sagrado
puede hacerse cotidiano, dependiendo de tu nivel de atención, entrega
conciencia y amor.
El fin no debe ser escapar de la soledad, sino conectar con tu esencia, con Dios, con la energía universal.
Eres libre de
elegir. Nadie es quien para juzgar el camino a tomar de los demás en su destino
hacia a la felicidad. Tu corazón sabe el camino… Síguelo.
Con amor,
www.lavozdelaconciencia.com
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