Corazón mío, Corazón mío, siento mucho haberte
olvidado.
Hoy mientras meditaba, pude darme cuenta de que estaba
ignorando al verdadero protagonista de esta historia.
Puede que en algún momento parezca que el corazón no nos dice nada, pero estoy segura que el sólo hecho de intentar de escuchar esa nada ya es mucho… Poco a poco el mensaje se nos irá develando.
El camino del corazón es tan simple que se hace difícil,
pues la mente buscando resolver las cosas desde la lógica, te envuelve en un
laberinto sin salida que lo complica todo. Por eso es necesario callar nuestro
ruido interior y prestarnos atención, valorarnos, amarnos y mirarnos con compasión.
Si tan solo nos otorgáramos el permiso de sentir cada emoción,
ya sea tristeza, amor, alegría o dolor en vez de distraernos con las redes sociales
o la televisión, nuestro corazón se nos mostraría. Cabe aclarar que si el sentimiento es doloroso
no se trata de torturarse una y otra vez con pensamientos de victimismo o
culpa, sino simplemente tener el valor para observar esa emoción, sentirla y
dejarla ir al ritmo de tu respiración. También se da el cado de personas que se
sienten mal por sentirse felices habiendo tanta miseria en el mundo. Éstos deben
darse la oportunidad de vivir plenamente cada emoción sin culpa e inhibición. Cuando
sentimos nuestras emociones libres de juicio y culpabilidad se logra vivir en armonía
y paz, se ahorra energía y se obtiene vitalidad. Esta voz del corazón está más allá
de cualquier capricho o deseo del ego, es una fuerza que nos motiva a ser mejor
y nos llena de plenitud.
Dentro de nosotros están todas las herramientas para
lograr lo que anhelamos, el problema es que necesitamos muy pocas y creemos que
necesitamos muchas y que no las poseemos.
Cuando entendemos que se trata de ir hacia adentro en
vez de ir hacia afuera, de hacer menos y de ser más, de hablar menos y escuchar
más, de pensar menos y sentir más, de quejarnos menos y servir más; al menos el
proceso comienza y la luz del corazón se nos muestra.
Con Amor,
Rosalia Amor
8-28-18
www.vozdelaconciencia.com
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